En la Comunidad Valenciana se registraron 707 separaciones y 12.105 divorcios, en total 12.834 personas y familias que ya no conviven en el mismo techo. Datos que nos hacen reflexionar y pensar sobre la situación.
Antes de que se de esa situación, muchas parejas suelen venir a terapia de pareja para intentar arreglar su situación, especialmente cuando tienen niños. En mi experiencia, como terapeuta de familia y de pareja, nos encontramos con tres casos:
Parejas que se han distanciado y son “compañeros de piso”
Parejas donde el grado de discusión y conflictos son muy frecuentes y generan malestar, especialmente en los hijos.
Uno de los miembros comienza a tener síntomas de ansiedad, depresión, somatizaciones, malestar, y necesita tomar decisiones con respecto a su vida.
En la mayoría de los casos, y cuando el objetivo de ambos es común, suele resolverse con terapia de pareja y mucha motivación. Pero en otros casos, nos encontramos con que se toma la decisión de separarse o divorciarse legalmente. La pregunta ahí es…divorcio…¿y ahora qué?
En el post de hoy quiero dar unas pinceladas para diferenciar lo que es una separación/divorcio colaborativo y otro destructivo. Me centraré en lo que sí hay que hacer.
En el divorcio colaborativo se dan las siguientes circunstancias y expongo algunas recomendaciones de cara al bienestar personal (de cada miembro de la pareja) y del los hijos:
El divorcio colaborativo es el sano y funcional y se dan las siguientes circunstancias:
Existe la pareja parental, es decir, el rol de padres siempre está presente, y no el post-conyugal.
La prioridad es el cuidado y protección de los hijos (independientemente de las edades) sobre el conflicto conyugal.
Las peleas suelen darse solo en la primera fase de la separación. Si continúan durante un tiempo, merece la pena buscar ayuda profesional.
Existe el dolor por la pérdida, pero no hablamos de un duelo con rabia, estancado, con necesidad de denigrar y hablar mal del otro progenitor, por muy mal que se haya portado.
No existen intermediarios como las familias de origen (abuelos, hermanos, etc), sino que los límites están claros. Es la pareja quien ha decidido separarse, y aunque el duelo también le afecte a nuestro entorno, con el tiempo es mejor no meternos en aspectos que no nos incuben.
La persona es consecuente con sus actos y responsable y no va buscando los “culpables” de la ruptura.
Existe el deseo de llegar a un acuerdo en función de las necesidades de los hijos.
Espero haberos dado unas “pinceladas” sobre el proceso de separación y que aspectos serían los deseables y esperables.