Disciplina positiva en la educación
A continuación te planteo un abordaje diferente para mejorar la relación con tus hijos en casa. ¿Qué tal si lo intentas?
1. Cuando la rutina acaba por ser el juego
Puedes explicarle a tu hijo que a partir de ese momento, será él mismo quien lleve el control de su tiempo. Pactad de antemano qué tiempo puede jugar y a qué hora se debe duchar, hacer los deberes o ir a cenar. Luego, dale un reloj y pídele que active la alarma. Cuando el reloj suene, debe dejar de jugar. Si lo consigue todos los días, sin que tengas que recordárselo, al final de la semana puede tener un premio.
2. La importante transmisión de la responsabilidad
Habla con tu hijo y coméntale que como se está haciendo mayor, ha llegado el momento de que asuma más responsabilidades. Explícale que para que la vida en el hogar pueda fluir bien, es necesario que cada uno de sus miembros respete ciertos horarios. Por tanto, a partir de ese momento, es su responsabilidad ajustarse a un horario para hacer los deberes, ducharse, cenar e ir a la cama.
3. ¿Quién tiene que asumir las consecuencias?
Los padres acabamos convirtiéndonos en las agendas de nuestros hijos. Somos nosotros quienes acabamos tomando sus decisiones y por lo tanto es difícil que ellos se hagan responsables de asumir las consecuencias de las acciones. Al final tenemos la sensación de repetir las cosas una y otra vez sin que tenga ningún efecto. Tenemos que aprender a ser consecuentes. Por ejemplo, si antes de la cena estaba jugando y no se ha duchado, tendrá menos tiempo para cenar y esa noche la lectura del cuento durará menos tiempo. Cada acción tiene una consecuencia.
4. ¿Y si dejamos de mandar y preguntamos más?
Esta técnica es muy sencilla y resulta de gran utilidad para niños que se molestan cuando se les da órdenes. Consiste en hacer una sencilla pregunta: "Ahora, ¿qué te toca hacer?" y esperar a que conteste. Más tarde si durante la cena se sienta a la mesa sin haberse duchado, puedes preguntar: "¿No se te ha olvidado algo?". Concede que se equivoque y que rectifique, en ese momento se levantará para ir a la ducha. También puedes tantear otras opciones y que sea él quien decida: "¿Prefieres ducharte ahora o después de cenar?"
5. La importancia de contar con un plan
A los niños no les gusta, al igual que los adultos, que se les interrumpa cuando están entretenidos con algo. La técnica de trazar un horario de antemano, consensuado previamente con tu hijo, facilita la comprensión de los tiempos y sabe qué cosas se espera que haga a lo largo de la semana. Puedes preguntar cuánto tiempo necesita para ducharse antes de la cena y cuál es la mejor hora para hacer las tareas escolares. Lo más seguro es que se tengan que ajustar las expectativas iniciales, el objetivo es que tú hijo sepa qué esperas de él para de este modo conseguir que se muestre facilitador de seguir las rutinas familiares.
Estas técnicas suelen resultar de gran utilidad. Lo más importante es que te preocupes por cómo se encuentra tu hijo. Si tiene conductas desafiantes y estas herramientas no te funcionan trata de averiguar los motivos de su enfado o que situación está sobrecargando al niño. Nuestros hijos necesitan nuestra atención, a lo mejor debes plantearte quitarle carga de deberes y extra escolares pasando tiempo juntos.