Es común en la primera sesión en consulta que la persona exprese con angustia este pensamiento. Refiere que “debería” ser feliz porque lo tiene todo. Su discurso es el siguiente:
“No sé qué me pasa, me levanto cansado, con ganas de llorar, y no entiendo por qué, no tiene sentido porque tengo todo lo que me tiene que hacer feliz: trabajo, la familia está bien, salud, mis hijos crecen felices, mi pareja me quiere…. Pero a pesar de todo no soy feliz. Si tengo todos los ingredientes, ¿cuál es el problema?”
La persona que expresa esta idea, lo hace con un alto grado de ansiedad, se sienten deprimidos y se sienten culpables por tener todos estos ingredientes y a pesar de ello no se sienten bien. Se le añade que normalmente se comparan con personas que por ejemplo, no tienen trabajo y a pesar de eso sí se les ve felices.
Entonces, ¿qué es lo que no encaja?
Cuando empiezas a preguntarles por la relación con ellos mismos, cuando empiezas a hacerles reflexionar sobre preguntas que jamás se han planteado es cuando empiezan a tomar conciencia de que realmente tiene que ver con esa dirección.
El eje central de nuestra felicidad es la relación que tenemos con nosotros mismos, tiene que ver con la respuesta a la pregunta ¿Para qué me levanto por las mañanas? Tiene que ver con nuestro propósito de vida. Reflexiona sobre si lo que estás haciendo hoy tiene que ver con lo que realmente quieres hacer o te dejas llevar por la inercia del día a día.
Llevamos tal piloto automático que no nos paramos a pensar si realmente llevamos las riendas de nuestras vidas.
¿Te has preguntado si realmente eres feliz?
Si tuvieras una barita mágica ¿qué cambiarías? ¿Qué te gustaría lograr?
En Ian de Psique desde el área de COACHING, podemos ayudarte a contestar estas preguntas. ¡Infórmate!