Si fueran realmente conscientes del daño que están haciendo los familiares, si fueran conscientes que sus autoengaños son eso, engaños a sí mismos con un “yo controlo” o “yo no tengo ningún problema”, “por un par de cervezas que me tome no pasa nada.”
Esa madre o ese padre que ve que su hij@ se está perdiendo en ese consumo, que no entiende porqué no lo para.
Esa impotencia y rabia, esa desesperanza frente a una situación que no pueden controlar porque su hij@ no es menor de edad y no lo puede encerrar bajo llave.
De ese sentimiento de culpabilidad que es motor de preguntas que se hacen a sí mismos tipo “qué han hecho ellos para que sus hijos lleguen a esa situación.” Porque siempre les aparece ese sentimiento de fracaso, se preguntan en qué han fallado.
De que a pesar de todo, intentan tapar sus actos, sus irresponsabilidades, dando escusas a las empresas donde sus hij@s no cumplen, por temor a que los echen, y por tanto, sería un problema más.
De la sensación de ser incapaz de entender que se lo han dado todo, ha habido apoyo y amor en familia, trabajo, salud, y a pesar de ello, han caído en las redes del consumo.
Esto es lo que escucho de vuestros padres, del padecimiento de ellos. Hago expresión de toma de conciencia para que entiendas el daño que estás haciendo.
Pero también quiero llegar a esos padres que sufren, que el único responsable de su vida son ellos mismos, ellos deciden si quieren continuar consumiendo o no. Y esto cuesta muchísimo aceptar y dejarles marchar. Va en contra de ese amor incondicional que tiene una madre o un padre por su hij@.
Te animo a ti, madre o padre de un hijo adicto, a que pidas ayuda, a que te desahogues, a que aprendas otro foco, otro punto de vista para tener más fuerza.
¡Pide ayuda!