CUESTIÓN DE VALORES (PARTE I)

La vida es una constante toma de decisiones. Cada una de ellas determina nuestro rumbo, siempre y cuando las tomemos acorde con nuestras creencias, ya que actúan como reafirmación de nuestro sistema de valores.

En primer lugar, para que esto sea así, tendremos que pararnos a reflexionar sobre qué valores dirigen nuestra vida. Éstos nos orientan a tomar decisiones, nos proporcionan seguridad y coherencia y, nos ayudan a tener equilibrio emocional.

Desde la Psicología decimos que las personas tenemos Bienestar Emocional cuando actuamos acorde a ellos. Por tanto, si tenemos nuestros valores identificados y dirigimos nuestra vida teniéndolos en cuenta, viviremos con congruencia y satisfacción.

Cómo decíamos, la vida es una constante toma de decisiones. Desde las más triviales como qué ropa ponerme por la mañana, hasta vivir en pareja o permanecer soltera, o decidir, en qué medida nos queremos implicar en un problema familiar. Este proceso está repleto de sesgos que empañan nuestro juicio. Uno de los más comunes suele ser pensar en “hacer lo correcto”. Y yo me pregunto, ¿lo correcto para quién? Acaso alguien tiene la verdad universal, acaso ¿alguien nos puede decir qué es lo que está bien y qué es lo que está mal? O más bien cada uno tenemos nuestras vivencias, nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros propios valores… y por tanto, somos los únicos responsables de decidir qué es lo que está bien para nosotros mismos.

Para poder tomar decisiones de forma libre y quedarnos satisfechos con la opción por la que nos decantamos, tendremos que esclarecer con qué valores nos sentimos identificados. Éstos son como los pilares de una casa. Si no son sólidos o si no los tenemos en consideración, seguramente sentiremos insatisfacción, amargura, tristeza o sensación de no estar respetándonos ni actuando acorde a nuestras creencias.

Dada la importancia que tiene sacar a la luz nuestro sistema de valores personales, será importante realizar un trabajo personal para así conocernos en más profundidad.

Ahora que conocemos la importancia del respeto y de vivir acorde a nuestros propios valores, ¿recorremos junt@s el camino hacia el bienestar?