Esta difícil pregunta se la plantean muchos papis a menudo. Quieres que tu peque se eduque de la mejor manera e intentas enseñarle, en la medida de lo posible, a convertirse en un ser sociable y civilizado. Lo más seguro es que haya tenido una época en la que su primera reacción era sacar esas pequeñas pero rápidas manos o puños a pasear… Ante eso y, a lo mejor, alguna llamada de atención de la profe, te pusieras manos a la obra a enseñarle a no pegar, a dejar sus cosas y a ser bueno en el parque con otros niños para no tener conflictos.
Empieza a hacerte caso y todo va genial hasta que te das cuenta y ves que ha llegado un punto que no se defiende, le quitan las cosas y no dice nada o te ha llegado a casa con alguna marca o moratón que te confirma que le han pegado. Y así más de una vez…
Entonces, empiezas a pensar que eso tampoco es del todo correcto y te preguntas “¿debería decirle que si se meten con él pegue?” “no quiero que sea un pelele” “no quiero que el resto se piense que pueden hacer con él lo que quieren” “¿por qué otros padres no les dicen a sus hijos que no debe pegarse?”
Y así en muchas ocasiones se llega al punto de llegar a decirles a nuestros peques que peguen.
¿Y si en vez de enseñarles a una respuesta agresiva les enseñáramos a ser asertivos? Los extremos son peligrosos. Pueden servirnos en determinados momentos, pero a la larga, por una cosa u otra, tienen inconvenientes. La asertividad es ese punto intermedio donde todos podemos defender nuestros derechos, nuestras opiniones y necesidades sin faltar ni saltarnos los derechos del otro. Y si… esto se hace a través del dialogo, dándole uso a esa arma tan potente que no utilizamos tanto como deberíamos. El poder de la palabra y enseñar a tener una habilidad exquisita para hablar, convencer y resolver conflictos.
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