Febrero es el mes del amor. Si vale… del amor en pareja, pero eso no es lo mío. Así que vamos a hablar sobre ese amor que nace en el momento en que eres consciente de que vas a ser mami. Cada una lo siente en un momento distinto. Esa primera vez que te tocaste la barriguita pensando “¡madre mía voy a ser madre!”, o esa eco en la que mientras notabas tu corazón acelerado escuchas el suyo o incluso el momento en que después de esas dolorosas contracciones miraste por primera vez su carita… ¡se me pone la piel de gallina! Se llama amor incondicional, por el mero hecho de existir le quieres… sin más explicación.
Y aquí es donde mi cerebro entra en cortocircuito. Pues a tu peque le quieres por el mero hecho de existir, pero sin saber por qué a veces se utiliza una forma de castigo que entra en contradicción con ese amor incondicional. Esa forma de castigo es la desconfirmación. Sé que esta palabreja no la has escuchado en la vida, pero te lo explico enseguida con este refrán “la indiferencia mata”.
La desconfirmación es una forma de comunicación y, como habrás pensado ya, su significado no es muy positivo sino más bien dañino. Es la actitud que da a entender que no existes o que da lo mismo que estés o no estés. ¿Alguna vez te has enfadado tanto, tanto con tu peque que ni le has mirado o dirigido la palabra durante un buen rato, horas o incluso días? o ¿quizá te lo hicieron a ti de niña? Es más ¿recuerdas en el Invisible Challenge o Reto del Niño Invisible las reacciones de los niños?
Emocionalmente los peques lo viven como un abandono. Literalmente. Entran en un estado de indefensión tremendo y que es altamente perjudicial en la formación de su subjetividad e identidad. Genera malestar, frustración, angustia, rabia, confusión… y así podría estar un rato. ¿Terrible verdad? Pues lo más alarmante es lo naturalizado que está como castigo cuando se quieren corregir conductas inadecuadas. Esta forma de castigo utilizada frecuentemente puede tener consecuencias muy graves a nivel psicológico, ocasionando o favoreciendo trastornos mentales graves.
¿Y qué puedes hacer? Lo primero, haz un repaso y observa cuáles son tus maneras de castigar o aleccionar a tu peque cuando se comporta mal. Segundo, comunícate con el en todo momento, sobre todo cuando este haciendo algo inadecuado. Y tercero, recuerda que ese amor incondicional que sientes por ese renacuajo es por el mero hecho de EXISTIR.
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