Un momento duro para todos, para ti como persona, para ti como mamá o papá y para tus hijos. Suele pasar un tiempo hasta que la decisión acaba siendo una realidad inevitable. La sensación de incertidumbre con respecto a la familia y a uno mismo hace que tiemblen hasta los cimientos más profundos de aquello que llevas años formando con tanto esfuerzo y dedicación. La familia.
La situación es tan compleja como diversa. Cada familia lo vive de una manera distinta. Cada miembro de la familia tiene sus razones, sus culpables, sus interpretaciones del mismo hecho, su manera de comunicar y su manera de reivindicar sus derechos.
Saber diferenciar entre lo que ha ocurrido entre vosotros como adultos y cómo vais ha proceder como papis es importante y fundamental para todo proceso de separación. No dejarse llevar por el torbellino de emociones dolorosas y planificar cómo vais a proceder es una de las fases que solemos saltarnos ante un divorcio. Prefieres que acabe los antes posible y sin querer te dejas aspectos importantes de lado. Por ejemplo,
el momento de contárselo a los peques
¿Por qué si son parte de la familia nos saltamos este paso? ¿por qué dejamos que se den cuenta por ellos mismos en vez de contárselo en su momento? Son tantos los peques que llegan a consulta que cuentan no haberse enterado por sus papis sino “es que ya no venía a casa a dormir”, “había algo raro”, “un día se lo pregunté” …
Para que esto no te pase a ti te recomiendo que planifiquéis el momento y tengáis en cuenta varios aspectos:
Lo primero es tener clara la decisión y que la separación, en su caso, os separa como marido y mujer, pero no como papis.
El día que elijáis decirlo deberéis hacerlo juntos. Es un momento que afecta a todos los miembros de la familia y como tal estaréis juntos en ese momento.
Tener claro qué vais a decir y evitar enfrentamientos en ese momento. Hay información que solo compete a los adultos.
Es importante tener en cuenta su edad y su madurez mental para así saber cuales son las mejores palabras para que entienda la situación y los cambios que a partir de entonces habrá.
Dejarle claro, aunque parezca evidente, que vuestro amor por él no va a cambiar nunca y que no es el responsable de lo que está ocurriendo.
Espera su reacción, ya que dependiendo de su temperamento será una u otra.
Déjale abierta la puerta para preguntar sus dudas en ese y cualquier momento.
Con todo esto estaréis intentando aportar un punto de tranquilidad y seguridad dentro de este momento tan incierto para los niños, pues su familia y las costumbres previamente establecidas a partir de ese momento cambiará inevitablemente. De esta manera estaréis facilitando una mejor adaptación al cambio y caminado Rumbo hacia vuestro bienestar como familia.
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