Cuando lees el término persona trans, ¿a qué crees que se refiere?
Las vivencias trans son de por sí, como casi todo en el ser humano: diversas. Existe heterogeneidad a la hora de concebir el cuerpo, la identidad y las vivencias que van más allá de las normas sociales binarias impuestas, no hay una única visión de lo que supone ser trans, transexual o transgénero.
La vivencia trans se alude a aquellas personas cuya manera de estar en el mundo, expresarse y presentarse hacen que no se auto-perciban, ni sean percibidos por otras personas, dentro de lo que se espera típicamente del sexo que se le asignó en el nacimiento. Lo que estas vivencias tienen en común (trans, transexual, transgénero, etc.), es que son autoelegidos por sus protagonistas, compartiendo algunas luchas comunes.
Muchos niños y niñas rompen con los modelos tradicionales y los comportamientos típicamente masculinos y femeninos, con distinta intensidad. Y esto no significa que vayan a ser personas trans, ni que lo sean. Significa que la ruptura de las normas del comportamiento que entendemos como masculino o femenino evidencia el hecho de que estas normas que organizan nuestra sociedad no encajan con la realidad.
Lo que sí se ha subrayado, es la importancia de acompañar a nuestr@s hij@s dejándoles expresarse como desean, reforzando así su autoestima y seguridad en sí mism@.
A la vez, por el temor a la discriminación de algunos padres y madres, se les puede explicar con cuidado que según qué tipo de actitudes pueden no ser entendidas por algunas personas. No podemos impedir todas las situaciones de discriminación, pero podemos acompañar a l@s niñ@s a entender cómo funciona nuestra sociedad y así poco a poco, cambiarla.
Este será el papel más importante: acompañar a nuest@s hij@s para que no se sientan culpables de los prejuicios de los demás, ni de la discriminación que reciben en algunos casos.
Si castigamos y reprimimos de base los comportamiento no-normativos, como máximo podemos conseguir que l@s niñ@s piensen y acaben asumiendo que se están portando mal y deben dejar de comportarse de ese modo cuando los vemos. Pero eso no significa que vayan a dejar de hacerlo, ¿no es quizás más sano que lo compartan con nosotros, que les sigamos de cerca y que sientan que pueden contarnos cómo se sienten y qué piensan?
Es importante resaltar el hecho de que el carácter de los hijos e hijas según las familias cambian drásticamente una vez que han podido expresar cómo se sentían y han recibido su apoyo, empezando Rumbo hacia su bienestar.
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