Volver a la calma tras el trauma
Vamos a hablar desde la ciencia lo importante que es el sistema nervioso para nuestra supervivencia, pero también para la conexión. El sistema nervioso autónomo responde momento a momento a lo que a menudo son necesidades contrapuestas de sobrevivir y ser social. En un estado de protección, la supervivencia es el único objetivo, y el sistema está cerrado a la conexión y al cambio. En un estado de conexión, la salud, el crecimiento y la recuperación son posibles.
El sistema nervioso simpático se dedica a hacer circular la sangre, determinar los ritmos cardíacos, regular la temperatura corporal, responder a los cambios de postura y suministrar energía al sistema para favorecer la pasión y el juego. El sistema más reciente, el sistema vagal ventral, aporta la capacidad de conectar e involucrarse socialmente. El sistema vagal dorsal (parasimpático), el más temprano que actúa de fondo, regula los órganos situados por debajo del diafragma, incluyendo el sistema digestivo.
Digamos que el trauma es eso que le pasa a una persona cuando hay demasiado y ocurre demasiado pronto, hay demasiado durante demasiado tiempo o no lo suficiente demasiado tiempo.
Las respuestas que eran necesarias y adaptativas para sobrevivir en ese pasado acarrean sufrimiento en el presente. Los relatos de trauma se mantienen en vías autónomas en un patrón de respuesta de umbral bajo e intensidad elevada. Por ello buscamos anclas.
Un ancla vagal ventral sostiene la conexión al sistema vagal ventral cuando las experiencias amenazan con arrastrarnos en un estado simpático (activación de lucha o huída) o vagal dorsal (bloqueo). Nuestras anclas vagales ventrales nos ayudan a encontrar el camino de retorno en la regulación y mantenernos ahí. Con la práctica regular, las anclas vagales ventrales refuerzan nuestra capacidad de recobrar la regulación.
Te proponemos hacerte un álbum de tus anclas vagales ventrales. Decide cómo quieres juntarlas todas en un lugar: escríbelas en un cuaderno, ilústralas en un diario, haz una lista y cuélgala en un lugar destacado, escribe notas adhesivas y repártelas por casa y el trabajo en lugares fáciles de ver.
Buscamos:
1. Quién. Primero identifica a una persona o una mascota que sea presente en tu vida y te haga sentir segura y bienvenida. A continuación, si lo deseas, puedes incluir a personas que ya no viven, personas a las cuales no has conocido pero que doten de vida tu estado vagal ventral y figuras espirituales.
2. Qué. Piensa en cosas que hagas que dotan de vida tu estado vagal ventral. Busca pequeñas acciones que te resultan estimulantes y te invitan a conectar. Lleva un registro de las cosas que te aportan momentos o micromomentos, de regulación vagal ventral.
3. Dónde. Recorre tu mundo y encuentra los lugares físicos que te aportan indicios de seguridad. Observa tu casa, tu barrio, tu vecindario, tu puesto de trabajo, un lugar donde sientas una conexión espiritual. Evoca lugares habituales por los cuales te desplazas. Toma nota de los entornos y nombra los que activan tu estado vagal ventral.
4. Cuándo. Identifica los momentos en los cuales te sientes anclado en tu vagal ventral. Tómate un momento para retroceder y revivir esas experiencias. Llévalas a la atención consciente y anótalas.
Experimenta y encuentra el modo que te funciona, asegurándote de acceder con facilidad a tus anclas Rumbo hacia tu Bienestar.
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