Llega Enero y con él los propósitos de año nuevo, entre los que es habitual encontrar el de adelgazar.
Nos proponemos metas complicadas, compensar muchos excesos, buscamos información sobre dietas milagro “pierde diez kilos en unas semanas” o nos auto-imponemos unas restricciones severas para conseguir alcanzar un estado físico que de manera saludable para el que necesitaríamos meses.
Muchas son las veces en las que parece que más que cuidarnos lo que hacemos es castigarnos, como si las comidas copiosas o los días de relax fueran una mala conducta. Si bien es cierto que la salud física es fundamental también lo es la emocional, y todo lo que hagamos por nuestro cuerpo debe tener la finalidad de lograr un mayor bienestar.
¿Te suena el hecho de que cada vez es más difícil estar a dieta o que cada vez te cuesta más perder peso?
Quizás el método no es el adecuado. Las dietas restrictivas en las que prohibimos el consumo de grupos de alimentos, o bajamos la ingesta de calorías, no son sostenibles en el tiempo, lo que nos llevará a fracasar en un plazo más o menos corto de tiempo.
La fórmula es sencilla: come bien, aquello que nutre tu cuerpo y te permite funcionar y mantén un nivel de actividad regular, que te genere bienestar y mejore la relación tu cuerpo.
La clave no está en sufrir hambre durante un mes para compensar tus excesos, la clave está en tener un estilo de vida que sea saludable y que te aporte siempre bienestar. Estar en paz con nuestro cuerpo empieza por quererlo, y cuidarlo y nunca por castigarlo.
Cómo te sientes no tiene tanto que ver con los kilos que marca la báscula, sino con tu diálogo interior
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